Como mujeres una parte importante para nosotras llega a ser desarrollarnos en nuestro ámbito profesional y laboral, nos esforzamos por ser buenas en nuestro trabajo. Tratando de dar siempre lo mejor de nosotras mismas, llegamos estar muy acompañadas de la autoexigencia, ella nos ha acompañado a dar siempre lo mejor de nosotras.🤷🏽‍♀️

Solemos ser consideradas eficientes y productivas, muchas de nosotras llegamos a ser consideradas como las trabajadoras ideales. Sin embargo, esta autoexigencia nos lleva a sufrir estados de ansiedad, tensión y estrés; baja tolerancia a cometer errores, cuando las cosas salen de nuestras manos.😖

Esta autoexigencia suele venir acompañada de perfeccionismo, pensamos que llega a ser el mismo que esforzarnos por hacer bien las cosas, el problema es que suele ser muy desgastante y se vuelve muy frustrante cuando las cosas no salen exactamente como las queremos. Haciendo que se vuelva más frustrante y agotador cuando por más esfuerzo que ponemos sentimos que no es suficiente, terminamos agotadas, pero sentimos que debemos esforzarnos más.💪🏼

Nuestros pensamientos se centran en la manera en que “podemos hacerlo mejor”, restándonos energía y ocupa tiempo de descanso o para nosotras mismas, esto nos deja menos tiempo para disfrutar de nuestra vida afectiva, social, pero sobre todo personal.
Pero ¿Por qué como mujeres nos llegamos a sentir más presionadas? Debemos admitir que las “expectativas” de lo que deberíamos hacer en el rol de una mujer tradicional siguen siendo muy parecidas, la mamá, esposa, hija, hermana y amiga perfecta. Estas expectativas siguen persiguiéndonos porque a pesar de nosotras estar cada vez más comprometidas con nuestras metas no falta la reunión y el comentario “para cuando … (inserte lo que has escuchado de tu familia)”.👨‍👩‍👦‍👦

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